Muchas personas, con intención de blanquear sus dientes, recurren a métodos muy extendidos pero de los cuales no se piensa realmente si funcionan o si pueden suponer un riesgo para nuestra salud dental. Es justo lo que ocurre con el bicarbonato, que muchos usan como blanqueador. Hoy, desde Clínica Dental Miguel Ángel García Pérez e Hijos, os hablamos de este tema.
Antes de entrar en materia, hay que tener clara la diferencia entre esmalte dental y la dentina, ya que es algo que influye y no son lo mismo. Recordemos que la dentina es un tejido que está bajo el esmalte, siendo translúcido y dejando ver el color de la dentina. No obstante, si el esmalte acumula manchas, los dientes podrían presentar un aspecto más sucio. Cuando esto ocurre, es cuando se piensa que el bicarbonato ayuda y, aunque puede serlo, hay que ser conscientes de que un uso inadecuado supondría riesgos.
Hay que recordar que el bicarbonato es un abrasivo suave que puede servir para eliminar las manchas del exterior de los dientes. No obstante, como no tiene la capacidad para atravesar el esmalte, no va a tener un efecto real sobre el color del diente. Es por ello que sí que podría ser útil para eliminar manchas producidas por café u otros alimentos, consiguiendo mejorar la apariencia de la dentadura.
Por ello, lo recomendado es hacerse un tratamiento de blanqueamiento dental que use las sustancias adecuadas para que no haya daños y el resultado sea real y duradero. Si solo se usa el bicarbonato, tendremos algo superficial y habrá que usarlo además de forma repetida y constante, motivo por el cual se pueden dar los riesgos.
Hay que destacar que el uso ocasional no tiene porqué serlo, pero usado en exceso puede llegar a dañar el esmalte, lo que podría derivar en sensibilidad dental, además de aparición de caries. Por otra parte, las encías también pueden verse afectadas si el bicarbonato se usa a modo de dentífrico porque podrían inflamarse, sangrar o doler.