Como ya os habrán dicho en muchas ocasiones, los cepillos eléctricos son más eficaces que los manuales. La razón de ello es que el movimiento oscilatorio y la velocidad del mismo es imposible de imitar con uno manual. Los eléctricos eliminan más placa bacteriana y reducen la inflamación de las encías. Hoy, desde Clínica Dental Miguel Ángel García Pérez e Hijos, os hablamos de ellos.
Para tener una adecuada higiene bucal con una limpieza en profundidad de toda la dentadura, incluyendo los espacios interdentales y las zonas traseras de las muelas es suficiente para cuidar el estado de tus muelas, es muy ventajoso usar este tipo de cepillos.
El cepillo eléctrico, además, supone un menor riesgo de abrasión que el manual, pues el eléctrico modula la presión ejercida contra el diente y con el manual la presión la ejerces tú. Sin embargo, en pacientes tras un postoperatorio es recomendable usar cepillos manuales.
Por su parte, el cepillo eléctrico también tiene alguna desventaja como su coste económico, la necesidad de cargar la batería con la corriente eléctrica. Los cepillos eléctricos son más contaminantes, aunque los cepillos manuales de plástico también están convirtiéndose en un peligro medioambiental. Desde el plano ecológico, lo ideal es utilizar un cepillo de bambú.
Tanto el cepillo eléctrico como el manual, son adecuados para los más pequeños. Sin embargo, se recomienda que adquieran primero el hábito con un cepillo manual para ganar destreza y conozcan los espacios de su boca.
Entre los cepillos eléctricos podemos diferenciar los sónicos de los ultrasónicos. Los primeros trabajan entre 24.000 y 48.000 movimientos por minuto, mientras que los ultrasónicos lo hacen a 2.400.000. Estos últimos son los que consiguen una mayor eficacia en el cepillado.
Cada cepillo tiene sus ventajas y sus inconvenientes. En resumen, aunque el cepillo puede hacerte la tarea más sencilla, lo ideal es que te preocupes por mantener una limpieza dental en profundidad y de forma continuada.