Al igual que la semana anterior, hoy desde Clínica Dental Miguel Ángel García Pérez e Hijos, nos centramos en el tema de la celiaquía y los problemas dentales que produce.
Como ya comentamos, la celiaquía condiciona la absorción de nutrientes dado que la alergia al gluten aplana las vellosidades intestinales, perdiendo éstas funcionalidad.
Por esta razón, hay muchas carencias de minerales y vitaminas, como ocurre con el calcio y la vitamina D, esenciales para nuestros dientes. Si hay un déficit de ellos, el desarrollo de los elementos dentarios, así como la reparación de los tejidos duros cuando se dañan, se ve afectado.
Por otra parte, también hay pacientes celiacos que tienen anemia, un factor que contribuye de manera indirecta en los problemas de salud bucal. ¿Por qué? Porque estas personas tienen un aporte de oxígeno a los tejidos menor, y ahí se incluyen las encías. Algunos de los problemas que podríamos observar debido a esto son: menos capacidad de reparación y cicatrización, lo que hace que las aftas y los traumatismos no cicatricen como deberían.
También estaría el caso del esmalte. Durante los primeros siete años de vida, se va conformando esta capa que recubre los dientes, pero, un niño que sea celiaco, podría verlo afectado. La malnutrición por celiaquía y con anticuerpos que destruyen lo que el cuerpo quiere reparar, supondría que se llegase a la adultez con caries y dientes mal desarrollados.
Cuando se reduce la exposición al gluten, los beneficios se notarán en todo el tubo digestivo y la salud general de la persona. Por ello, y en lo que se refiere a la salud bucodental, el mayor riesgo es padecer caries, por lo que el plan nutricional que se siga tendrá que establecer límites con los azúcares; estos mismos son el sustrato para que las bacterias generen ácido que daña el esmalte.
En lo que se respecta al cepillado y el hilo dental, las recomendaciones que hacemos son las mismas que para el resto de personas. Cumpliendo las reglas básicas, será suficiente para que se reduzca el riesgo de caries. Es decir, cepillado dental con pasta fluorada al menos tres veces al día, y sobre todo tras las comidas.
De igual forma, las visitas al odontólogo seguirán siendo una vez por año como mínimo ya que, si se dan alteraciones, habrá que ir con mayor frecuencia.