Todos sabemos que el cuidado de nuestra boca es una de las cosas más importantes que podemos hacer para preservar nuestros dientes y cuidárnoslos. Sin embargo, es cuidado de nuestro cepillo dental es muy importante también, y es que esta es la herramienta que utilizaremos para cuidarnos la boca. Por ello, desde Clínica Dental Miguel Ángel García Pérez e Hijos queremos ofrecerte algunos consejos para el cuidado de tu cepillo de dientes.
Para empezar, y como punto crucial, queremos hablarte de la compra de tu cepillo de dientes. Es muy importante elegir un buen cepillo, y es que, como base de la higiene en nuestra boca, esta herramienta supone una prevención contra las caries, eliminar la placa bacteriana o prevenir enfermedades de las encías, halitosis y mucho más. Por ello es importante comprobar la calidad de los filamentos (que deben tener extremos redondeados), el diseño o su fuerza, así como tener un cabezal resistente y redondeado para poder acceder a las formas difíciles.
Una vez elegido es importante que cuidemos de nuestro cepillo. En primer lugar, no compartirlo, dado que esto incrementa el riesgo de contagio de infecciones, además de reducir la vida del mismo. Una vez realizado el cepillado, es importante enjuagarlo con agua para eliminar todo tipo de residuo que tenga entre sus cerdas. No se debe introducir en el lavavajillas o microondas, así como tampoco sumergirlo en enjuague bucal o soluciones desinfectantes, dado que esto solo lo estropeará.
Es importante protegerlo con un protector de plástico para viajes, siendo muy importante secarlo antes de guardarlo, así como evitar que el cepillo tenga contacto con los demás cepillos en el cepillero.
Además, es obligatorio cambiar el cepillo cada tres meses, cambiando de color en algunos casos para indicar la obligatoriedad del cambio. Esto permitirá evitar la proliferación de bacterias, y los duros, cuando pierden la forma, hay que suplantarlos por uno de cerdas suaves.
Por último, en el caso de que hayas pasado un resfriado, es importante que deseches el cepillo, puesto que en sus cerdas todavía se encontrarán los gérmenes de la enfermedad.