Para nadie es un secreto que el tabaco supone un gran perjuicio para nuestra salud ya que son varias las partes del cuerpo que pueden verse afectadas por él. Hoy, desde Clínica Dental Miguel Ángel García Pérez e Hijos, queremos hablaros de los estragos que puede producir el tabaco en la boca.
Los estudios muestran que el tabaco puede alterar el equilibrio de la microbioma de la boca, que está formada por 600 bacterias apróximadamente. Si esto ocurre, pueden darse diversas patologías como: gingivitis, periodontitis, periodontitis necrotizante, que no se puedan poner bien los implantes dentales, o incluso que se den enfermedades en la mucosa. Se ha visto, además, que las personas fumadoras son más propensas a la pérdida de piezas dentales.
Por otra parte, dichos estudios también muestran que los fumadores tienen un 10% más de “streptococus” que las personas que no fuman. Para que lo entendáis mejor, eso significaría que se cuenta con un tipo de bacteria que está implicada en el desarrollo de las caries, sin olvidar que el 75% de los casos de cáncer oral que se producen están vinculados al hábito de fumar.
También cabe destacar que, como hemos comentado en otras ocasiones, el tabaco mancha los dientes, amarilleándolos y provocando que algunos procesos dentales fracasen, así como también favorece la pérdida de hueso de los dientes, disminuye la percepción de olores y sabores, causa enfermedades en las encías o predispone a enfermedades infecciones.
Aunque no todos están asociados al tabaco, como os decíamos antes, sí que lo están la gran mayoría, de hecho, se estima que es de 2 a 13 veces más posible en fumadores que en no fumadores. Si a este hecho se le une el alcohol, el riesgo se multiplica por 20.
La razón de esto es que el alcohol abre mucho las mucosas de la boca, lo que permite que las sustancias cancerígenas del tabaco penetren nuestro organismo en mayor medida.
Nuestra recomendación ante esto, es que se prescinda del tabaco de manera moderada para que así pueda sobrellevarse mejor hasta que fumar sea un hábito innecesario. Se ha demostrado que, haciéndolo, el microbioma de la boca se restaura y el número de las posibles patologías que pueden afectarnos también es menor.