Quién más o quién menos tiene un empaste dental en la boca, porque a pesar de que casi todos intentamos llevar a cabo las obligaciones de higiene bucal diaria lo cierto es que en ocasiones encontramos alguna excusa para dejarla de lado en determinados momentos.
Esta es la principal causa por la que acabamos teniendo caries dentales que, al ser detectada en su fase primigenia, puede ser corregida con la colocación de un empaste dental. ¿Qué tipos de empastes dentales existen?
El empaste dental consiste en un procedimiento odontológico con el fin de eliminar las caries. En primer lugar se limpia la cavidad causada por la caries y se realiza un grabado sobre el esmalte para aplicar el adhesivo que servirá para sustentar el material de relleno. Este se coloca por capas y se endurece mediante la aplicación de una luz halógena. El material de relleno se moldeará con el fin de devolver al diente su forma original y, de este modo, recuperar su funcionalidad. Para finalizar, se va puliendo el empaste dental.
En la mayoría de ocasiones, es frecuente que el paciente sienta una gran sensibilidad a los alimentos que estén muy calientes o muy fríos. Es algo normal en las primeras horas después de la intervención, pero si el problema persiste, se deberá proceder a retirar el empaste y realizar uno nuevo.
Las funciones de los empastes dentales abarca desde la oclusión de pequeñas caries hasta la reconstrucción de dientes muy dañados.
Existen diversos tipos de empaste dental en función de los materiales usados para cada caso:
Cabe destacar que, la durabilidad de los empastes dentales no solo depende del tipo de empaste que se use, sino también de los hábitos del paciente. De ahí la recomendación de una revisión anual, de modo que cuando se aprecie algún que otro deterioro del mismo o sienta molestias, habrá que plantear su sustitución.
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