El enjuague bucal es algo que muchos utilizan de forma frecuente para tener una mejor higiene bucal y dental. No obstante, hay varias cosas a destacar de ellos, como las razones de su uso más allá de lo mencionado, cómo ha de usarse o qué tipos hay. Hoy, desde Clínica Dental Miguel Ángel García Pérez e Hijos, os lo contamos.
A la hora de usar el enjuague bucal, puede ser para el saneamiento de encías, por higiene bucal, problemas de halitosis, caries, hipersensibilidad dental… Las razones son numerosas, pero éstas se dividen en los motivos de uso por tratamiento médico por una cuestión concreta como, por ejemplo, una cicatrización tras una operación. Pero también son por nuestra higiene bucal diaria.
Actualmente podemos encontrar tres tipos en función de la necesidad que tengamos. Por ello distinguimos entre:
Como todos sabéis, el enjuague bucal es un complemento del cepillado dental y hay que usarlo bien. Lo idóneo es que no se utilice más de 2 veces al día. Al igual que os explicamos anteriormente con los colutorios, no es recomendable usarlo de forma previa al cepillado, sino que lo idóneo es que sea después para que no se pierda el efecto del cepillado.
La cantidad de enjuague que se use debe ser la recetada por el especialista o, en su defecto, la marcada en el prospecto. De igual forma, hay que tenerlo entre 30 segundos y un 1 minuto en la boca, pero nuevamente hay que ceñirse a las indicaciones marcadas por el producto.
Por desagradable que pueda resultar para algunas personas, hay que recordar que no hay que mezclarlo con agua y que, una vez que esté abierto, hay que renovarlo cada 12 meses en caso de que no se haya gastado. De igual forma, hay que recordar que su uso excesivo puede ocasionar distintos efectos, como hipersensibilidad, boca seca, eliminación de bacterias saludables, manchas o alteraciones del gusto.