Se dice que hay algunas enfermedades bucodentales que pueden ser hereditarias, pero ¿cuánto de cierto hay en esto? Para ser honestos, aún hay que seguir investigando al respecto, pero lo que sí es un hecho es que se ha observado que los genes tienen un papel destacado en determinados aspectos que inciden en la salud bucodental. Hoy, desde Clínica Dental Miguel Ángel García Pérez e Hijos, os hablamos de ellos.
Como acabamos de señalar, sí que hay algunas cosas que podemos atribuir a la genética cuando se refiere a nuestra salud bucodental. Os presentamos a continuación:
Es el conjunto de bacterias que habitan el espacio de nuestra boca, algo que no supone un gran problema con una buena higiene dental. No obstante, el dato que llama la atención aquí es la respuesta a nivel inmunológico que cada persona tiene al microbioma.
Se ha visto unos pueden tenerla más fuerte y otros más débil, lo que supone que estos últimos son más propensos al desarrollo de las caries. Esta respuesta vendría dada por la genética.
Cuando se forman los dientes, los genes de nuestros padres tienen mucho que ver. Dependiendo de estos, es posible que el esmalte dental sea más suave o resistente, lo que se traduce en mayor o menor resistencia a que sean perforados por las bacterias. Es por ello que, quienes lo tienen más débil, son más dados a padecer caries.
Mientras que unos no pueden pasar del dulce, otros ni lo echan en falta. Esta diferencia se debe también a la genética y puede determinar si vas a ser más de dulce o de salado. Esto, a su vez, repercute en la salud de la boca, ya que, por tomar mucho alimento dulce, se tenga un riesgo más alto de tener caries.
La percepción del sabor es algo complejo ya que, pero lo relevante es que no todos tenemos la misma capacidad para percibirlo. Hay estudios que muestran que quienes tiene más capacidad desarrollan menos caries y, aunque no está confirmado, la creencia general es que se debe a que, a más amplitud de sabores, menos opción de caer en el dulce.
Es un hecho demostrado mediante estudios que las propiedades de la saliva varian de una persona a otra en función de su genética. Esto es un dato importante porque no hay que olvidar que las caries se desarrollan por los alimentos que tomamos y por la saliva con la que estos se metabolizan.