¿Alguna vez habéis escuchado como os cruje la mandíbula? Esto es algo que resulta un tanto desagradable además de que preocupa a muchos por si es grave. Hoy, desde Clínica Dental Miguel Ángel García Pérez e Hijos, os hablamos de ello.
Las causas pueden ser bastante variadas, pero si se nota de contínuo, lo ideal es ir al odontólogo para que se haga una valoración y que se determine un diagnóstico sobre la gravedad y causa.
Una de las razones puede ser el desgaste dental o incluso de los huesos que configuran la mandíbula, pero también puede darse por bruxismo o por irregularidades anatómicas, hipermovilidad articular o desplazamiento discal. Otra de las causas podría ser como consecuencia de malos hábitos, como masticar mucho chicle o bostezar de forma exagerada.
Todas estas causas producirían el ruido de un chasquido, pero si lo que oímos es un ruido de roce o crepitación, las razones serían otras. Podría deberse a un problema de artritis, artrosis o incluso una enfermedad articular degenerativa.
Por ello, hay que saber diferenciarlos ya que el primero es puntual, de corta duración y puede darse al abrir o cerrar la mandíbula o ser un por un motivo poco relevante; el segundo, por su parte, es más contínuo y chirriante y, por lo general, requerirá de tratamiento.
Dependiendo del diagnóstico que se reciba, se sabrá si es más conveniente un tratamiento u otro. En los casos que sean menos graves y que el crujido no está relacionado con ninguna anomalía seria, con un pequeño cambio de hábitos podría ser suficiente. En este caso nos referimos a no abrir mucho la boca al bostezar, reducir el estrés, no masticar alimentos que requieran mucha presión, etc.
Si fuera el caso de que esté relacionado con artritis o artrosis, las sesiones de fisioterapia, además de ciertos medicamentos, sería lo más acertado. Por otra lado, si se debiera al bruxismo, lo mejor es que se cuente con una férula de descarga para rebajar el nivel de tensión mandibular.
Si no se llega a dar con un tratamiento que sea efectivo, lo más probable es que haya que recurrir a procedimientos quirúrgicos que permitan alienar de forma correcta la articulación temporomandibular.