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odontología historia

Odontología: ¿cuál fue su origen?

Poco a poco, parece que todos vamos a ir volviendo a la normalidad pero, hasta que eso ocurra, desde Clínica Dental Miguel Ángel García Pérez e Hijos queremos ayudaros a que sigáis cuidando vuestra higiene dental. No obstante, hoy queremos centrarnos en una curiosidad que hace referencia a la historia de la odontología.

¿Cuál es el origen de la odontología?

Podríamos remontarnos al Antiguo Egipto para ello. En el año 3.000 a.C. ellos ya hacían incrustaciones de piedras preciosas en los dientes, y, más adelante, concretamente tres siglos después, en China empezaron a utilizar la acupuntura para aliviar el dolor asociado a la caries dental. Por otra parte, podríamos decir que en la Antigua Roma el cuidado bucal se convirtió en algo muy importante. No obstante, los dentistas tal y como los conocemos hoy, no aparecieron el siglo XVIII en Francia.

Hasta aquel momento, no se le daban a la boca grandes cuidados. De hecho, lo habitual era frotar los dientes a diario con un trapo, pero si se daba algún dolor y las pociones que usaban en aquella época no lo calmaban, lo único que veían posible hacer era extraer la pieza problemática.

Lo curioso de tener que hacer eso, era que, antes de que se consolidase la odontología, la extracción era una forma de entretenimiento público, al igual que las ejecuciones. Debido a esto, surgió en París en el siglo XVIII un personaje bastante conocido llamado «Le gran Thomas«, un sacamuelas que ejercía en Pont Neuf, y que en su letrero decía: «Dentem sinon maxillam – El diente y si no, la mandíbula«.

Más adelante, en el año 1720, un grupo de personas que tenían conocimientos de cirugía, empezaron a llamarse a sí mismos dentistas, y ofrecían servicios tan variados como calzas, blaqueadores, ortodoncias,… Pero habría que esperar de nuevo para que se produjera otro avance en la profesión.

Cuando el siglo XVIII estaba a finales, un cirujano parisino, Nicolas Dubois de Chémant, pensó que podían elaborarse dientes hechos de porcelana para sustituir las prótesis que había en aquel momento. Éstas estaban realizadas, bien con dientes humanos, o con los de los animales, lo que provocaba que se produjera una desagradable halitosis para quien los llevaba. A raíz de esto, en 1789, y contando con la fábrica de porcelana de Sèvres, su idea se convirtió en una realidad: aparecieron los “dientes incorruptibles”.

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