La amalgama dental es un material comúnmente conocido como «empaste de plata» que se utiliza regularmente para restaurar dientes dañados por caries. Se trata de una mezcla de mercurio con diferentes metales, entre ellos plata, oro, estaño, zinc y cobre, lo que le da un color metálico característico. Ahora que estamos familiarizados con el tema, ¿en qué momento debemos reemplazar la amalgama dental?
Muchos pacientes están preocupados por los posibles riesgos de la amalgama dental, ya que contiene mercurio, un metal pesado que podría dañar el organismo si se absorbe. Esto ha llevado a la acusación de que el mercurio es una toxina que puede causar condiciones graves de salud, como la esclerosis múltiple, la enfermedad de Alzheimer, encefalitis mialgicas, epilepsia, etc. Esto ha creado mucha confusión en torno al material y el tratamiento dental.
Tras diversas pruebas y estudios, se ha determinado que el empaste dental es un material seguro y eficaz para restauraciones dentales, tanto para niños como para adultos.
Muchos de nuestros pacientes que llevan empastes de amalgama desde hace tiempo nos consultan si es mejor retirarlos y sustituirlos por composite. Hoy en día, la amalgama dental se emplea menos en la práctica odontológica, habiendo sido reemplazada gradualmente por materiales como los composites o ‘materiales blancos’, debido al requerimiento estético.
Es importante tener presente que no se recomienda remover las obturaciones de amalgama antiguas sin una buena razón, ya que esto puede dañar los dientes sanos y representar un riesgo para el feto en caso de mujeres embarazadas debido a una exposición excesiva al mercurio.
Si deseamos cambiar la amalgama dental, necesitamos conocer que los materiales de resina, al no contener metal, evitan los fenómenos de oxidación, corrosión y galvanismo, que tienen lugar en el empaste. Además, la resina libera iones de flúor al tejido dental de forma continua, lo que impide la aparición de caries en una gran cantidad de casos.
La resina o los composite se adhieren de manera sólida al esmalte dental, evitando así la necesidad de realizar cavidades adicionales en el diente para asegurar su retención, a diferencia de lo que sucede con la colocación de una amalgama dental, que se retiene en el diente de forma mecánica mediante la creación de una estructura dentaria. Esto resulta en un menor desgaste de los tejidos dentales.
Finalmente, es importante destacar la ventaja de la estética dental con respecto a las amalgamas. Las últimas resinas estéticas están disponibles en una amplia variedad de colores, lo cual ayuda a camuflar la restauración en el diente para que no se note. Esto permite que la estética dental no solo se utilice para solucionar problemas de caries en dientes posteriores, sino también para grandes reconstrucciones de los dientes anteriores, así como para tratamientos de carillas de composite.
Para concluir, podemos decir que, aunque una restauración con resina no es tan barata como la amalgama, tampoco conlleva una gran diferencia en cuanto a precio para que no sea algo al alcance de la mayoría. Por otro lado, también se puede optar por los implantes dentales para conseguir una apariencia natural de nuestros dientes.